Aunque en las clases todos los años recordamos a Gloria Fuertes, este año tenemos que hacer mención especial, ya que se celebran los 100 años de su nacimiento. Así que la poesía de este mes va dedicada a ella y os dejo aquí un enlace para conocer su vida y obra. http://www.cervantesvirtual. Gloria_Fuertes
No dejéis de venir a la biblioteca a leer sus libros. ¡¡Os esperamos!!
"CÓMO SE
DIBUJA UNA TORMENTA"
Cayó teja del tejado,
sobre un pato mareado.
El viento por la azotea,
-
Se
cayó la chimenea-.
Después de un trueno sonoro,
se calló hasta el loro.
Del pinar cayó una piña
e hizo un chichón a una niña.
Del balcón se cayó un tiesto
e hizo un chichón a Modesto.
A lo lejos cayó un rayo
-¡Me desmayo!-
Llueve, llueve, llueve, llueve,
-
A
salir nadie se atreve-.
El huracán ha surgido.
¡qué estampido,
nunca vi volar un nido!.
-Agárrate a la escalera,
(aquí vuela hasta mi abuela)
El viento sopla sopleta.
-¡Se cayó la veleta!
- El viento sopla -¡de pena!-
se cayó la antena.
Tormenta, tormento…
Se calló el viento.
Se calló el cuento…
Lo siento.
-¿Oís al viento?.
Libro:
“Lee con Gloria Fuertes Versos para dibujar”
Edición
Susaeta
Y para los más pequeños un fragmento de:
"El domador mordió al león", de su libro: "Un mundo al revés". Os dejamos la poesía completa.
-¡Aquí tenéis al domador
que se comió un brazo del león!
-¡Será al revés!
-No, señor.
Don Nicanor,
el domador,
dejó de tocar el tambor
y se comió una pata del león.
Tenía hambre don Nicanor,
un hambre voraz y atroz,
-sólo comía al día
una taza de arroz.
No ganaba dinero. No le iba bien el Circo y no era porque le crecían los enanos.
El Circo en aquel pueblo fue un fracaso.
Era un pueblo sin niños ni poetas.
Iban al Circo cuatro gatos, cuatro viejos y la señora del alcalde.
Al tercer día les pilló grandes aguaceros,
y les entraba el agua por los agujeros (de la lona).
La jirafa tuvo anginas.
(¡Dos metros de anginas!)
El oso estaba mocoso.
Las pulgas amaestradas se escaparon.
Los tontos se volvieron listos
y no hacían reír.
Y el pobre don Nicanor
tocaba triste el tambor
y suspendió la función.
Al día siguiente
hubo circo con poca gente.
Don Nicanor entró en la jaula del feroche león,
y, al verle las magritas del brazuelo...
-¡Aaauuunnn! -le dio un mordisco que le tiró al suelo.
El león, confuso, patidifuso ante tal atrevimiento, gritó:
-¡Que me come! ¡Que me comes ¡Que este tío me come!
-¡Qué número! -el público aplaudía.
Don Nicanor seguía comiendo la pata delantera del león.
A los gritos del león acudió una bombera.
Don Nicanor seguía comiendo la pata delantera (del león).
-¡Qué número! ¡Qué maravilla! -el público gritaba y aplaudía.
Llevaron al león a la casa de socorro
y le pusieron una vacuna antirrábica.
(Al pincharle, al león Leoncio,
le dio un soponcio
y perdió el conocimiento y la melena.)
HORAS MAS TARDE.
Los guardias detienen al domador
llamado don Nicanor.
DIAS MAS TARDE.
En el juicio, pierde el juicio
su abogado defensor.
Diciendo; «Observen señores del jurado
qué cara de inocente,
tiene el delincuente...»
(Don Nicanor lloraba cara abajo.)
«... Y sepan que durante treinta días,
el acusado no comió,
por darle sus bocadillos de mortadela al león.
Puede comprenderse que, en un ataque antropófago,
producido por la debilidad, pegara un mordisco,
a su víctima inocente
(¡y no tan inocente!),
porque el león también tiene dientes,
por tanto pudo defenderse,
y si no lo hizo... ¡es cosa suya!
Por eso defiendo a don Nicanor,
porque nunca quiso hacer daño a su león.
Su león,«era,
para el la vida entera,
como un sol de primavera...»
(Aquí, el abogado defensor perdió la chaveta
y se puso a cantar un tango.)
«Perdón, como les decía, para don Nicanor;
el león era su instrumento de trabajo, su herramienta
peluda.
Don Nicanor, ¡pobre criatura!,
hizo lo que hizo en un momento de locura,
por lo que repito, delante de la gente,
que don Nicanor ¡es inocente!»
El juez dijo que bueno.
Don Nicanor dio un beso al león y se puso a tocar el
tambor como un loco, mientras el león, lloriqueando, se lamía la escayola.