Como a Santi sólo le gusta comer sándwiches, su tía le
cuenta lo que les ocurre a los niños que comen poco. Él no cree en esas cosas,
pero por si acaso, pide a su padre que le escriba una carta. Y así, inicia una
ingenua correspondencia con el Coco, que le lleva a descubrir otros sabores y a
desmitificar esta oscura figura de la tradición oral.
Los alumnos de segundo curso están haciendo sus propios libros sobre este cuento, aquí tenéis una presentación de como han quedado los libros elaborados por ellos:
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